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text extret de la web del procés: https://dv.hotglue.me/?pensaments
Cuando el usuario del archivo ha estado en él, o en una de sus vertientes, se transforma en una parte del archivo. Una extensión del archivo de las múltiples que podría tener. El sujeto que ha estado en el archivo y se ha relacionado con sus materiales, transporta y desplaza su experiencia tácita o explicita a otros contextos. En el momento que entras en un archivo, te vuelves parte de él. Los archivos se archivan a sí mismos y se multiplican entre las latencias de los sujetos que lo habitan y que lo visitan.
El orden es un prisma des de dónde generar un lugar que puede tener sentido. El sentido quiere estar en muchas partes. Pero me pregunto por un sentido que afila los sentidos como disparador de ciertas reflexiones de cada uno. El orden, nos relaciona con la posibilidad de otro orden, como de otras presencias o como de otros relatos. El orden es un lugar des de donde buscarse en otros lugares. No hay lugar absoluto que puedo cobijar las formas de ver el mundo de todas.
En un teatro, aparece el orden como un generador de sentido. El sentido se esconde en múltiples lugares y no hay sinonimia entre significado y sentido; tampoco hay sinonimia entre formato y contenido. Cabe la posibilidad de que lo que formas y lo que contienes vayan a la par. También cabe la posibilidad que la forma abra un contenido a través de las grietas del dispositivo que generamos.
El dispositivo está en múltiples relaciones dentro del evento: el archivo, las butacas, el papel, el teatro, la tinta, el cd, la televisión, la pantalla, las luces, el programa de mano… Elementos que son del evento y que funcionan como actuantes de aquello que estamos viendo. Elementos que, des del análisis del archivo, hay que proceder a entender lo qué hacen. No se puede separar la percepción de un fragmento del archivo sin el soporte con el que se ha visualizado, no se puede separar el movimiento del ejecutante y no se puede ver teatro en un teatro sin pensar en política. Simplemente, no se puede.
No se puede, tampoco, hablar del archivo des de lo legitimo sino como una posibilidad desde dónde ver, también, lo que no está. Entre aquello que vemos y lo que percibimos está aquello que aún no ha llegado. Y en ese lugar nos metemos. En un lugar, un ámbito, que se abre y se despliega a través de una serie de desplazamientos que siguen desplazando aquello que ya se ha movido. Seguir desplazando como forma de seguir dando continuidad. Una continuidad que es sensible. Que quiere escuchar, empatizar, relacionarse a través de lo que hace, lo que nos ocurre. Que se quiere dejar ver.
¿Qué hace esto? ¿Qué esta haciendo ahora? ¿Y ahora? ¿Y ahora? El hacerse es algo que acompañar. Hacer como punto des de dónde tirar ciertas cosas al vacío sin oír donde caen. Lanzar, disparar, soltar… Presenciar. Bailar.
La impronta de los materiales del archivo en el cuerpo de los intérpretes. El giro de orientación al afecto de lo hecho. La inscripción interiorizada del trazo en acción. Escrito sobre el movimiento que nos ocupa. Y, probablemente, no hay cita posible con el cuerpo ya que solo nos queda la posibilidad de invocar, de rescatar, algo de ello. De referenciar hacía alguna dirección que ya no está aquí pero que, de alguna forma, nos sigue constituyendo; la intensidad llevada a la cualidad de agencia. Con posibilidad de tener voz y de generar movimiento. De todos modos, probablemente, los cuerpos de este proyecto se encuentran entre la cita y la referencia; entre el impulso literal y el relato relacional. Entre espacios posibles de ser aquello o de señalarlo. De ser danza o de apuntar hacía a ella, de ser mensaje o medio. Como un documento que quiere ser obra y registro.
Y que entren los otros números más allá del dos. Abrir. Abrirse al vacío de lo conocido como lugar desde donde ir para discurrir a otro lugar.
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Entrar en un archivo podría ser una forma de parar la producción del mundo para vernos y practicarnos a través de lo que hemos hecho. De todas formas, también puede ser justo lo contrario: la sobre-producción y la optimización de lo ya hecho.
El orden es un prisma des de dónde generar un lugar que puede tener sentido. El sentido quiere estar en muchas partes. Pero me pregunto por un sentido que afila los sentidos como disparador de ciertas reflexiones de cada uno. El orden, nos relaciona con la posibilidad de otro orden, como de otras presencias o como de otros relatos. El orden es un lugar des de donde buscarse en otros lugares. No hay lugar absoluto que puedo cobijar las formas de ver el mundo de todas.
En un teatro, aparece el orden como un generador de sentido. El sentido se esconde en múltiples lugares y no hay sinonimia entre significado y sentido; tampoco hay sinonimia entre formato y contenido. Cabe la posibilidad de que lo que formas y lo que contienes vayan a la par. También cabe la posibilidad que la forma abra un contenido a través de las grietas del dispositivo que generamos.
El dispositivo está en múltiples relaciones dentro del evento: el archivo, las butacas, el papel, el teatro, la tinta, el cd, la televisión, la pantalla, las luces, el programa de mano… Elementos que son del evento y que funcionan como actuantes de aquello que estamos viendo. Elementos que, des del análisis del archivo, hay que proceder a entender lo qué hacen. No se puede separar la percepción de un fragmento del archivo sin el soporte con el que se ha visualizado, no se puede separar el movimiento del ejecutante y no se puede ver teatro en un teatro sin pensar en política. Simplemente, no se puede.
No se puede, tampoco, hablar del archivo des de lo legitimo sino como una posibilidad desde dónde ver, también, lo que no está. Entre aquello que vemos y lo que percibimos está aquello que aún no ha llegado. Y en ese lugar nos metemos. En un lugar, un ámbito, que se abre y se despliega a través de una serie de desplazamientos que siguen desplazando aquello que ya se ha movido. Seguir desplazando como forma de seguir dando continuidad. Una continuidad que es sensible. Que quiere escuchar, empatizar, relacionarse a través de lo que hace, lo que nos ocurre. Que se quiere dejar ver.
¿Qué hace esto? ¿Qué esta haciendo ahora? ¿Y ahora? ¿Y ahora? El hacerse es algo que acompañar. Hacer como punto des de dónde tirar ciertas cosas al vacío sin oír donde caen. Lanzar, disparar, soltar… Presenciar. Bailar.
La impronta de los materiales del archivo en el cuerpo de los intérpretes. El giro de orientación al afecto de lo hecho. La inscripción interiorizada del trazo en acción. Escrito sobre el movimiento que nos ocupa. Y, probablemente, no hay cita posible con el cuerpo ya que solo nos queda la posibilidad de invocar, de rescatar, algo de ello. De referenciar hacía alguna dirección que ya no está aquí pero que, de alguna forma, nos sigue constituyendo; la intensidad llevada a la cualidad de agencia. Con posibilidad de tener voz y de generar movimiento. De todos modos, probablemente, los cuerpos de este proyecto se encuentran entre la cita y la referencia; entre el impulso literal y el relato relacional. Entre espacios posibles de ser aquello o de señalarlo. De ser danza o de apuntar hacía a ella, de ser mensaje o medio. Como un documento que quiere ser obra y registro.
Y que entren los otros números más allá del dos. Abrir. Abrirse al vacío de lo conocido como lugar desde donde ir para discurrir a otro lugar.
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Entrar en un archivo podría ser una forma de parar la producción del mundo para vernos y practicarnos a través de lo que hemos hecho. De todas formas, también puede ser justo lo contrario: la sobre-producción y la optimización de lo ya hecho.
Gràcies Ana, Carme, Jorge, Soren, Silvia i Aina per la conversa.